Problemas con el afeitar

Hace unas cuantas semanas tomé la decisión de no afeitarme (aunque no lo crean, los que conocen mi lampiño rostro, me afeito) para ver cuanto crecía mi bello facial, ya que es sabido por muchos que no poseo mucho; en fin, la crema de afeitar que me compré no hace mucho viene en un tubo igual al de la pasta de dientes y, al igual que la pasta de dientes se mezcla con agua para obtener una espuma que ablanda la barba y facilita el afeitado (que lindo, no). Es aquí el problema que he tenido cuando me pretendo afeitar, después de colocar en mis manos la crema y empezar a mezclarla con el agua, al untarla en mi cara la dicha mezcla; es muy poco lo que me puedo aplicar, el 70% del total queda en mis manos, aunque me alcanza para afeitarme, pero pierdo espuma y dinero.

Empecé a buscar una solución al problema, y ya la respuesta llego el sábado en la madrugada. Estábamos en la casa de “el green go” “el chano”, “la toco” y “yo” (los nombro así para no rebelar sus nombres). Cuando me dan ganas de ir al wc, fue ahí cuando me estaba lavando las manos que vi la solución, era una de estas brochas para afeitar; yo las había visto de chico en la casa de mi abuelo (más bien el baño), y a mi padre nunca le vi que usara de esas. Esa era la solución a mi pérdida de espuma y dinero; la razón es sencilla, al tener esta brochita puedo untar en ella la crema, mojarla y es en mi “cara” donde ocurre la amalgama de estos componentes, si sobra, queda en la brocha. Claro…”el green go” ya lleva años de circo, ya que se empezó a afeitar antes que lo conociera (1ero ó 2do medio) por ende ya sabia de esto; no como yo, pajarito nuevo en el tema.

El dilema ahora es ¿dónde compro el artefacto este? Fui a Talcahuano (centro) a pagar la mensualidad de mis estudios al banco, y después de eso empecé recorrer algunos almacenes por si había dicho producto… pero no encontré nada, hasta que entré en una farmacia que no tenia nombre (no era ninguna de las que te ofrecen el lunes un 30% de descuento en todos sus productos) y me asomé porsiacaso y ahí estaba, sólo me faltaba su nombre técnico, pero me acerque y le dije a la farmacéutica “quiero uno es esos” y le apunte el artículo con decisión y propiedad, y me respondió “se llaman hisopos, ¡hisopos!”. A fin de cuentas lo compré después de esa corrección no muy ortodoxa, y ahora sólo espero el día que me decida afeitar y ver cómo me va

Saludos barbones y lampiñas